Palacio Eneriz-Ansoti

Pasados 30 años desde esta última intervención, se advertía la necesidad de ejecutar una nueva reforma con dos objetivos fundamentales: 

El primero, revisar y consolidar determinados aspectos estructurales del edificio que con el paso del tiempo había sufrido cierto deterioro.

El segundo, adaptar las zonas públicas del edificio a las nuevas necesidades, recuperando los espacios originales del edificio que habían sido desvirtuados, proponiendo las siguientes actuaciones:

1._ Reorganización y ampliación de la zona de atención al público, haciéndolo más funcional, mejorando las condiciones de accesibilidad y movilidad.

2._ Dotación de una adecuada instalación de electricidad y una adecuada  infraestructura de telecomunicaciones en la zona de trabajo de los empleados del Colegio.

3._ Mejorar las condiciones de la sala de investigadores del archivo histórico,  en cuanto a iluminación y ventilación.

4._ Incorporar nuevas tecnologías al Salón de Actos

Arquitectura señorial barroca

El  Palacio de Ansoti es uno de los más bellos ejemplos de arquitectura señorial barroca granadina. 

Su historia comienza con la llegada a Granada de la familia de comerciantes genoveses Franqui, que afincándose en estas tierras construyen la casa a principios de 1600. En la plataforma de Vico pueden apreciarse vestigios de esta vivienda, junto al palacio de los Marqueses de Caicedo, donde se destaca un cuerpo con torre que bien podría ser la coronación de la bella capilla que se sitúa a los pies de esta sala, con su alfarje mudéjar. 

En el siglo XVIII la casa fue adquirida por la familia Enériz-Ansoti, que remozando la casa, la dotaron de una nueva fachada con la portada de columnas salomónicas que hoy podemos observar, sumándose al maravilloso eje barroco que conforma la calle San Jerónimo. 

Iniciado el Siglo veinte, en 1926, el Ilustre Colegio Notarial de Granada, de la mano de su Decano D. Antonio García Trevijano compra la vivienda a Dña. María de las Mercedes Castillejo, para establecer la Sede Colegial, ligando así la historia del edificio a la historia de la Institución que a lo largo de este siglo ha sabido recuperar y mantener este noble palacio. 

El primer proyecto para adaptar la vivienda a Sede Colegial fue redactado por el arquitecto José Fernando Giménez Lacal, alterando la distribución interior en su planta baja para oficinas, en su planta noble, con la secretaría, el decanato, y un salón para actos a doble altura y una planta segunda, a modo de galería, con una tribuna que se asomaba al salón de actos. 

Este proyecto se irá alterando en años sucesivos, mediante pequeñas intervenciones que irán modificando las estancias para adaptarlas a las necesidades del momento. La segunda reforma significativa es realizada en 1970. Se redistribuye la zona de atención al público, de las oficinas, apareciendo un nuevo elemento que varía la configuración de la casa: el archivo, que se ubica en el patio secundario, cerrándolo y techándolo. 

Entre los años 1983 y 1987 fue ejecutada la última intervención de envergadura realizada durante el decanato de D. Vicente Moreno Torres, donde se actuó prácticamente en toda la vivienda, incorporando una nueva finca situada en la calle Arriola, que se construye de nueva planta y se une al edificio histórico. 

Esta reforma es la que más alteró las condiciones de luz y ventilación de la finca, al cerrar las ventanas del patio, eliminar dos patios interiores, uno para construir la nueva finca de calle Arriola y el otro para situar un archivo, además del patio secundario que en la anterior reforma se había techado para ubicar el archivo y que ahora será transformado para situar los puestos de oficina.

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